lunes, 28 de abril de 2014

CAPÍTULO 28 - JOSEP: HOTEL METROPOL

Casi no hablaba

yo; con el periódico



plegado bajo el brazo, y mi

boina, mientras abría cáscaras de semillas

de girasol, con el pulgar y el



índice, ajustando

un poco la presión de las uñas hasta oír

el chasquido, el crujido, por sobre el sonido interminable

de la lluvia



del café de la plaza. Nikos —el

maestro



del realismo culinario— comentaba

la fiesta: "invadido

por ancianas vestidas de lila y morado, (el pueblo)



parecía una jaula de aves exóticas, con sus

pintores de marinas; y sus

funcionarios". También Mr. Thomson —director



en vacaciones del Matrimonial

Post— podría coincidir conmigo,

cuando escribí que "la virtud



como el capital, tiende a concentrarse".





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