lunes, 10 de febrero de 2014

CAPÍTULO 18 - BERNAT: LA RECONSTRUCCIÓN DE UNOS FRAGMENTOS

Concentrado en registrar

mis constantes vitales, deseaba —deseo— únicamente

establecer una relación

entre la energía de mi cuerpo y mis actividades

recientes. Anoche

he tenido un desmayo, según dicen 

los médicos. Pudiera ser

un exceso de entrenamiento, falta de sales en

el cuerpo, otras

razones, en las que tampoco 

creo. Un intento por recordar es igual a la aguja

con la que Marc me hizo este tatuaje en el brazo

derecho: duele

en algún punto del que no soy consciente; y tiñe, esparce

una milésima de su coloración en mí. Aquí está

ese dragón, junto

conmigo; los dos

reposamos en la cama del hospital. No está claro

si llevo este dibujo conmigo, o si

es parte de mí. Decido

que mi respiración y mi pulso son 

normales ahora, también

el eco de unos pasos que resuenan

al fondo del corredor, como el frío intermitente, las

visiones

podrían ajustarse a alguna explicación, digamos

al cansancio, a la sorpresa

de despertar aquí: el dragón y

yo— uno

o dos, es igual— decidimos volver

a dormir, un poco más.





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